Los depósitos bancarios son una de las herramientas financieras más antiguas y confiables, con raíces que se remontan a las primeras civilizaciones. Inicialmente, los templos y palacios servían como lugares seguros para guardar granos y metales preciosos. Con el tiempo, esta práctica evolucionó en la Italia del Renacimiento con el surgimiento de los primeros bancos modernos, que ofrecían seguridad y un modesto interés a cambio de los fondos de los depositantes. Este sistema sentó las bases de la banca contemporánea, creando un pilar de confianza y estabilidad económica. La evolución desde simples cajas de seguridad hasta complejos instrumentos financieros refleja el desarrollo de nuestra sociedad y la creciente necesidad de herramientas para gestionar la riqueza de manera eficiente y segura.